INFORME DE COYUNTURA MENSUAL | MARZO
En las últimas semanas, una de las noticias más importantes en el plano económico es el giro observado en el accionar del banco central. Luego de la (deliberada) corrección al alza del tipo de cambio (en vista del atraso cambiario acumulado en la segunda mitad de 2017), el BCRA tomó nota del impacto inflacionario que tuvo la devaluación y comenzó a defender la paridad cambiaria a costa de una caída de las reservas internacionales.
Al tiempo que aplicaba esta estrategia, el BCRA no revirtió el mayor sesgo expansivo que había impreso a la política monetaria desde fines del año pasado, probablemente por las presiones del propio Poder Ejecutivo y la necesidad de reducir el costo financiero del fisco, en un año en el cual las propias autoridades indicaron que reducirán el financiamiento externo. Esta combinación de mayor intervención cambiaria y aparente disociación entre nivel de tasa de interés y presiones inflacionarias pone en crisis el propio funcionamiento del esquema de Metas de Inflación.
El rebrote inflacionario, que se extenderá al menos durante lo que queda del primer semestre del año, continúa impactando negativamente en el consumo masivo. Los datos del mercado de trabajo, por su parte, arrojaron señales mixtas, ya que la mejora del empleo agregado en el último trimestre del año pasado convivió con una elevada participación del trabajo no registrado, lo cual es una clara señal del deterioro de las condiciones laborales.
Si bien el resto de los componentes de la demanda (inversión y exportaciones) muestran un buen comportamiento en los últimos meses, los efectos de la sequía y la debilidad del consumo harán que el crecimiento de 2018 esté apoyado en gran medida en el arrastre estadístico de 2017.
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