Informe de coyuntura | Noviembre 2021
CLAVES DE LECTURA
A dos semanas de las elecciones generales de medio término, el mercado de cambios muestra las consecuencias de las decisiones de política post PASO vinculadas a un endurecimiento del cepo. Por un lado, a pesar de la temporada baja en materia de liquidación de exportaciones, las reservas internacionales muestran una importante resistencia a la baja, de la mano de compras netas de divisas casi neutras en octubre.
La consecuencia necesaria y el daño colateral de los mayores ajustes al torniquete cambiario es la filtración de las tensiones sobre los mercados libres. A su vez, el endurecimiento del discurso del gobierno de cara a la negociación con el FMI sumó un ruido adicional al mercado financiero, llevando la brecha cambiaria a niveles récord desde la corrida de septiembre/octubre del año pasado.
En paralelo, la actividad económica alcanzó los niveles prepandemia, pero habrá que seguir de cerca lo que sucede en los últimos meses del año para ver si efectivamente vemos un crecimiento genuino o si la actividad se mantiene en estos niveles.
En el plano fiscal, en el informe del mes pasado advertimos que los números de septiembre iban a ser determinantes para evaluar la posibilidad de alcanzar el déficit primario de -4% del PIB, ya que esa proyección exigía una aceleración del gasto público, dada la clara subejecución de los primeros ocho meses del año (especialmente en la inversión pública).
Sin embargo, el cierre fiscal de septiembre, lejos de un abrupto cambio de tendencia, estuvo más cerca de la dinámica observada desde comienzos del año. Así, estimamos que el déficit primario para este año podría alcanzar alrededor de un -3% del PIB, lejos de la estimación oficial de -4% del PIB.
Al partir de una estimación para 2021 más razonable, que contempla de todos modos una aceleración en el último trimestre, e incluso suponiendo las dinámicas de variación nominal del presupuesto para 2022, llegamos a un déficit primario para el año que viene que resulta significativamente menor al propuesto por el gobierno. Estas proyecciones implican que en 2021 y 2022 el gasto primario se contraería en términos reales un 2% en cada ejercicio, luego del incremento del 15% en 2020.
Por último, a principios de octubre se presentó el proyecto de ley “Un Puente al Empleo”, que se propone transformar los planes sociales en trabajo formal de calidad. Para cumplir con dicho objetivo, propone la reducción de las contribuciones patronales para las MiPyMEs que contraten a beneficiarios y beneficiarias de dichos programas (e incrementen su nómina laboral).
Al analizar el universo del millón de personas beneficiarias del Potenciar Trabajo, se observa que la prestación se encuentra feminizada (el 64% de los beneficiarios son mujeres) y concentrada en la población joven (el 41% de los beneficiarios tiene menos de 30 años). Esta pirámide poblacional no coincide con la pirámide poblacional de las personas activas en el mercado laboral. En cambio, tiende a asemejarse más a la pirámide poblacional de las personas inactivas.
Por lo tanto, con una alta participación de jóvenes y mujeres, el Potenciar Trabajo alcanza en mayor medida a personas con dificultades o limitaciones de tipo estructural para su inserción en el mercado de trabajo, antes que a grupos con problemas coyunturales para conseguir empleo.
Podés leer el informe completo acá.
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