INFORME DE COYUNTURA | ENERO 2018
La recuperación del consumo se sigue haciendo esperar. En 2017 nuestro IMC registró una leve suba de +0,8% anual, con una marcada dualidad en su interior. En efecto, se incrementó el gasto vinculado a los sectores de más altos ingresos, en tanto que el consumo masivo no muestra indicios de recuperación sostenida.
A su vez, en 2017 se sobre cumplió la meta fiscal de déficit primario alcanzando un desequilibrio de -3,9% del PIB. Por el lado de los ingresos, la última etapa del blanqueo fue clave mientras que, por el lado del gasto, se destacó el ajuste en subsidios, transferencias a provincias y obra pública (fundamentalmente en vivienda).
El balance de cambios sigue mostrando señales de debilidad en todos sus componentes. Por un lado, se profundiza el déficit de Cuenta Corriente, es anémico el ingreso por Inversión Extranjera Directa y pierden dinamismo los Préstamos Financieros. Por el contrario, es sostenido el ingreso por deuda pública, gana fuerza la inversión de Cartera, al tiempo que se acelera fuertemente la salida por Formación de Activos Externos.
Al cabo de dos años de gestión de Cambiemos, estimamos que el salario real todavía se ubica por debajo de 2015. Los cambios en la composición del empleo ralentizan la recuperación salarial y, si bien es un fenómeno relativamente incipiente, sus implicancias distributivas son de muy difícil reversión.
Luego de incumplir la meta de 2017 y reconfigurar al alza la meta de 2018, el BCRA ha indicado que, en su visión, el proceso de desinflación se consolidó en el segundo semestre. Según esta postura, el efecto de la política monetaria sobre la inflación núcleo estaría señalizado un menor aumento de precios a futuro. Sin embargo, existe evidencia para suponer que en realidad este fenómeno se explica (al menos en parte) por la avalancha importadora y, por lo tanto, su sostenibilidad en el tiempo no es evidente.
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