Informe de coyuntura | Febrero 2022

CLAVES DE LECTURA

Como venimos sosteniendo en los últimos informes, la actividad económica continúa recuperando de manera sostenida, pero mostrando una marcada heterogeneidad no solo desde el punto de vista de la oferta y la demanda sino también cuando se analizan los componentes que integran a cada uno.

De acuerdo con nuestras proyecciones, para el 2022 estimamos un crecimiento económico del orden del 3,1%, el cual se explica por un arrastre estadístico del 2,8%, sumado a un buen inicio del año impulsado por la recuperación del turismo interno. No obstante, a partir del segundo trimestre vemos una desaceleración debido a la falta de drivers que puedan sostener el crecimiento, que incluso podría transformarse en una posible caída trimestral si persiste la escasa acumulación de reservas por parte del BCRA y la consecuente tensión cambiaria.

Por su parte, el 2021 cerró con una marcada recuperación del empleo, aunque también heterogénea. Al analizar la evolución de la cantidad de personas ocupadas, se advierte que todas las categorías ocupacionales se recuperaron, al menos parcialmente, pero a diferentes velocidades, con el monotributo liderando el repunte.

En cuanto a las perspectivas para 2022, vemos un escenario de relativa estabilidad en las tasas de empleo y desocupación, en torno al 43% y al 8% respectivamente. Con un crecimiento moderado de la economía, la cantidad de personas ocupadas también aumentaría (+300 mil puestos de trabajo en el año, entre todas las categorías ocupacionales), pero no se anticipa un escenario de un mercado laboral muy dinámico y de una acelerada creación de puestos de trabajo registrados.

Por otro lado, el 2021 concluyó con una nueva caída del salario real de las y los trabajadores. De acuerdo al RIPTE, el salario promedio de 2021 fue -3,2% menor que el de 2020. Si bien es un dato desalentador, que se suma a las caídas consecutivas de 2018, 2019 y, en menor medida, 2020, la evolución del RIPTE muestra cierta mejora hacia la segunda mitad de año, tras la reapertura de las paritarias. La base para la discusión de la paritaria 2022 es, al menos, un “empate sobre la hora”, que evita profundizar el deterioro del 2020.

En el plano fiscal, el resultado primario 2021 cerró con un déficit de -3% del PIB, tal como adelantamos en los últimos informes y alejado de la proyección contenida en el presupuesto 2022 de -4%.

Tomando en consideración que tanto en el Presupuesto 2021 como en el 2022 el gasto de capital se encuentra significativamente sobrestimado, sumado a otras diferencias menores que identificamos en el informe, creemos que la meta de déficit fiscal acordada con el FMI para este año de -2,5% luce bastante factible de alcanzar, sin necesidad de hacer un ajuste significativo sobre el gasto primario. De cumplirse ese escenario para el 2022, tampoco parece excesiva la meta de -1,8% en 2023, en relación con lo que históricamente representan los programas del Fondo.

Con un déficit primario acordado con el FMI de 2,5%, el objetivo de emisión de 1% arroja necesidades netas de fondos del orden del 2%, lo cual en principio no parece difícil de financiar en el mercado doméstico, garantizando cierta previsibilidad para el programa financiero en pesos. Por su parte, el objetivo de ir retirando al BCRA de su rol de financista del Tesoro y el piso negociado para la tasa de interés real imprime cierta moderación monetaria.

La variable que -al menos por el momento- se mantiene desanclada es la inflación. Dado que el tipo de cambio jugará un rol limitado como ancla nominal y los ajustes de tarifas serán recurrentes, sumado a la inercia elevada que arrastran los precios, no se avizora una reducción significativa en el corto plazo.

Esto le pone presión a la política monetaria y puede ser el talón de Aquiles de la recuperación en la actividad económica. Si bien las tasas reales mostraron un incipiente ajuste al alza, todavía les queda un largo tramo por recorrer para pasar a terreno positivo, o al menos neutro. El riesgo es que, si la política monetaria “se queda corta”, las presiones recaigan sobre el gradualismo de la política fiscal, que tiene multiplicadores más potentes y podría terminar abortando la incipiente recuperación de la economía real.

Podés leer el informe completo acá.

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