Informe de Coyuntura | Junio 2024
CLAVES DE LECTURA
En diciembre de 2023, el final del ciclo de Alberto Fernández mostraba importantes tensiones macroeconómicas. Sus años de gobierno estuvieron marcados por la irrupción de la pandemia de Covid-19 ante un Estado sin acceso al crédito, lo cual condujo a una expansión monetaria masiva. A lo largo de su mandato, la falta de un programa económico provocó recurrentes presiones sobre los tipos de cambio oficial y paralelo, escasez de reservas y alta inflación, problemas que se agravaron el último año ante la sequía y las implicancias de atravesar un periodo electoral.
Al hastío provocado por esta situación de desorden macroeconómico se añadió al deterioro de ingresos que el sector trabajador venía experimentando desde 2018. Todo esto contribuyó para que Javier Milei llegara a la presidencia con una plataforma electoral centrada en la promesa de dolarizar la economía argentina e incluso de hacerlo de modo no traumático (esto es, sin recurrir al congelamiento de depósitos bancarios o la licuación hiperinflacionaria del peso).
La inestabilidad macroeconómica conformó una licencia para que el presidente entrante implementara un drástico programa de ajuste en el inicio de su período de gobierno. Sin embargo, este programa se alejó de la propuesta inicial de dolarización y se basó en la combinación de una mega-devaluación del peso, un extraordinario ajuste fiscal (con recorte y licuación de gastos, así como también ampliación de impuestos) y un reforzamiento de los mecanismos de “cepo” a la movilidad de capitales.
Bajo este programa se gestó un temporario equilibrio macroeconómico que necesitó de una aguda contracción de la economía, una fuerte caída de ingresos y un profundo deterioro de la distribución del ingreso. Transcurrido el primer semestre de gobierno, las precarias bases que sustentan este esquema de ajuste con cepo ya advierten signos de agotamiento.
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