INFORME DE COYUNTURA MENSUAL | AGOSTO
La realidad argentina fue sacudida nuevamente por los sorpresivos resultados electorales de las PASO, que otorgaron un amplio triunfo a la coalición opositora y posicionaron a Alberto Fernández como el favorito a ocupar el Sillón de Rivadavia a partir de diciembre de este año.
Antes de que hubiese tiempo para analizar tanto las causas de la holgura de la derrota de Cambiemos como los motivos detrás de los groseros errores de pronóstico de las encuestadoras, la economía sufrió un fuerte cimbronazo cambiario que volvió a alterar las condiciones financieras domésticas.
La inestabilidad del dólar y los resultados de las elecciones pusieron inmediatamente sobre la mesa la necesidad de garantizar una transición ordenada, en el caso de que se produzca un cambio de administración.
En las primeras jornadas posteriores a las PASO la actitud del presidente fue errática, lo cual reforzó la inestabilidad del tipo de cambio y produjo un desplome sin precedentes en los activos argentinos. Con el correr de los días, el actual titular del PEN pareció tomar dimensión de los peligros de esta posición y avanzó en dos cursos de acción.
En primer término, llamó al diálogo al principal referente de la oposición con el objetivo de bajar el nivel de confrontación y garantizar cierto grado de coordinación en una eventual transición. En línea con esto último, se decidió un cambio de gabinete en un intento por oxigenar al golpeado equipo económico del gobierno. En segundo término, el presidente anunció un paquete de medidas económicas orientadas a moderar el fuerte efecto contractivo que la devaluación tendrá en el poder adquisitivo de la población.
Como mostramos en este informe, a pesar de la derrota el gobierno sigue actuando en clave electoral, ya que el paquete de medidas no está orientado a los sectores más vulnerables de la población, sino a aquellos segmentos del electorado que el gobierno asume que puede recuperar de cara a las elecciones generales de octubre. No obstante, los efectos recesivos de una devaluación como la ocurrida luego de las PASO difícilmente puedan ser compensados por un conjunto de medidas como el anunciado.
Lo anterior abre un nuevo frente de conflicto, ya que el costo fiscal del paquete de medidas vuelve a poner en tela de juicio el cumplimiento del objetivo de “déficit cero” que el gobierno acordó con el FMI, lo cual siembra dudas respecto de los futuros desembolsos que debería recibir la Argentina hasta fin de año.
El panorama que enfrenta el gobierno luce muy complejo. Al momento de finalizar este informe, y por segunda vez en un año, la economía argentina se encuentra funcionando en modo a prueba de fallos, sin una referencia clara para el tipo de cambio ni los precios. En este sentido, las próximas semanas requieren de una sintonía fina en la administración macroeconómica para que la transición no se vuelva aún más caótica. La moneda está en el aire.
Podés bajar el informe acá
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