Informe de Coyuntura Mensual | Octubre 2020
CLAVES DE LECTURA
En agosto, la economía según nuestro Índice Mensual de Actividad se contrajo -9,3% respecto del mismo período de 2019, siendo el quinto mes de pandemia COVID-19. En el acumulado del año se registra una caída de -10,7% anual. Como venimos adelantando en los informes mensuales anteriores la recuperación de la demanda continua muy apática, impactando de lleno en la dinámica post covid. En vez de observarse una recuperación en formar de V se consolida la √ invertida.
Tanto el consumo, la producción industrial como la actividad económica, muestran que en agosto se llegó a un techo de recuperación económica que continúa por debajo de los niveles pre pandémicos pero que al mismo tiempo no solo se frena, sino que parecería estar descendiendo. La precaución debe ser máxima, porque el gobierno deberá pensar en un paquete de ayuda más focalizado ya que las heterogeneidades sectoriales operan en fuertes disparidades frente al promedio. Y como venimos remarcando en los informes anteriores la demanda sigue sin crecer como debería para traccionar un crecimiento lo suficientemente deseable para recuperar, aunque sea una parte de lo perdido por la pandemia.
El cimbronazo que el COVID-19 generó en la actividad económico llegó al mercado laboral. El desempleo en el segundo trimestre de 2020 fue de 13,1%, lo que implica un incremento importante respecto del mismo período del año anterior (10,6%). Sin embargo, el dato más significativo es el de la caída en la tasa de empleo, que pasó del 42,6% al 33,4%, combinado con la caída en la tasa de actividad, que pasó de 47,7% a 38,4%. Esto se debe a que casi la totalidad de las personas que perdieron su trabajo luego no pudieron salir a buscar uno nuevo, impedidas por las restricciones a la circulación, y por lo tanto pasaron a ser inactivas.
Como queda claro en el presupuesto enviado al Congreso, los efectos de la pandemia sobre las cuentas públicas se extenderán al 2021, con un nuevo nivel de gasto primario sustancialmente superior al de 2019, el cual se complementa con una lenta y parcial recuperación de los ingresos públicos. El camino hacia el equilibrio fiscal durará algunos años más, luego de tener en cuenta la inercia que dejarán las políticas de estímulo para enfrentar la emergencia del Covid-19.
En la Ley de Presupuesto 2021 el gobierno está marcando una pauta nominal del orden del 30%, un crecimiento económico equilibrado, un escenario conservador para el gasto público y una fuerte moderación del financiamiento monetario. Si pretende coordinar expectativas en torno a este escenario, el Gobierno deberá garantizar la estabilidad del mercado de cambios. Para hacerlo dependerá exclusivamente del resultado del comercio exterior -que tiende a reducirse en las reactivaciones-, ya que en la medida en que no se normalice el lado financiero del balance de pagos -que está atravesado por lo que ocurra con la negociación con el FMI- los controles de cambios seguirán bloqueando los ingresos de divisas. Los desafíos no son menores, pero las autoridades cuentan con las herramientas adecuadas para llevar la economía argentina a buen puerto.
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