Informe de coyuntura | Noviembre 2020

CLAVES DE LECTURA

La creciente brecha cambiaria que está sufriendo la Argentina es un síntoma de desconfianza en la capacidad operativa que mantienen las autoridades para manejar la política económica, para decirlo en lenguaje bélico (muy de moda en estos tiempos) hay una enorme duda respecto al “poder de fuego” que mantiene la administración para encauzar la economía hacía un sendero compatible con los objetivos perseguidos por el gobierno. El principal problema que genera una brecha elevada es que vacía el mercado oficial e impacta en las reservas. En efecto, desde marzo 2020 se han perdido unos USD 2.000 millones de reservas.

Por el lado de la actividad, en septiembre la economía comenzó a revertir la situación de estancamiento presentada en los dos meses previos. A pesar de que la economía se contrajo un -4,5% anual, el indicador desestacionalizado advierte un repunte de 2,8% respecto a agosto, siendo el quinto mes de incremento consecutivo. Asimismo, el tercer trimestre finalizó con un crecimiento sin estacionalidad del 8,5%. Sin embargo, en lo que va del año la economía registra una caída anual de -10%.

Sin dudas el mercado laboral fue uno de los sectores más perjudicados por la pandemia, que ya venía muy golpeado en los últimos años. Los datos del INDEC para el segundo trimestre reflejan con contundencia la gravedad del asunto. De acuerdo al organismo, la tasa de desempleo en el segundo trimestre de 2020 ascendió a 13,1%. Los datos más desalentadores, sin embargo, fueron las caídas de la tasa de actividad y la tasa de empleo: se ubicaron en 38,4% y 33,4% respectivamente.

En materia fiscal, dos aspectos importantes a destacar son que, por un lado, volvieron a mejorar los ingresos, de la mano de la recuperación de los recursos tributarios que crecieron 45% en relación al mismo período del año anterior. Por otro, el gasto, que venía reduciéndose, volvió a incrementarse de manera significativa (72% anual), debido fundamentalmente a erogaciones asociadas con la pandemia (IFE, ATP, subsidios energéticos, entre otras).

Ahora bien, al analizarlo en términos trimestrales, la brecha en las variaciones anuales comenzó a acercarse luego de generar una diferencia de casi 80 puntos porcentuales durante el segundo trimestre, pasando a un diferencial de 38 p.p. en el tercer trimestre.

Por último, al analizar el presupuesto del 2021 advertimos que los gastos de capital más que se duplican respecto a 2020. Posiblemente esto implique un margen para hacer frente a una transición más gradual que la esperada hacia el programa fiscal post-pandemia, o bien un bono extra para transitar el año electoral.

Podés leer el informe completo acá.

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