Informe de coyuntura | Septiembre 2021
CLAVES DE LECTURA
Luego de la fuerte recuperación de la actividad en la segunda mitad del año pasado, desde principios del 2021 la economía se mantiene en los mismos niveles, en gran medida producto del rebrote de contagios de COVID-19, que aumentaron a partir de abril.
Al analizar esto en detalle, vemos que el consumo es el principal factor que contribuye a la baja. La demanda privada se mantiene deprimida, impactando de lleno en la actividad económica, debido a la erosión de los ingresos reales de las familias producto de la escalada de la inflación.
El salario real se encuentra más de 6% por debajo del nivel prepandemia. No obstante, a partir de las revisiones y reaperturas de las paritarias, estimamos que durante el segundo semestre la recuperación del poder adquisitivo superará el 3% respecto del piso de la primera mitad del año, apuntalando la demanda.
A pesar de la caída del consumo, la recuperación de la inversión ha sido el componente que ha permitido sostener el nivel de la actividad económica y, al desagregarla en sus principales componentes, se observan “tres tiempos” en la recuperación, siendo en la actualidad traccionada por los equipos de producción importados.
En materia fiscal, en el acumulado del año a julio se observa un déficit primario del -0,7%, muy por debajo de la proyección oficial. Como para dimensionarlo, los primeros siete meses de cada ejercicio de los últimos seis años alcanzaron en promedio un déficit de -1,9% del PIB, por lo que el resultado de 2021 parece ser auspicioso en términos de disciplina fiscal.
En una perspectiva desagregada del panorama fiscal, vemos que no se advierte una política clara de ajuste fiscal, sino más bien una recomposición de los ingresos públicos, la cual se suma a un paulatino regreso al nivel de gasto prepandemia, aunque con importantes cambios en su composición y el mencionado rezago en el caso de prestaciones de la seguridad social. Es de esperar una ligera ampliación del déficit primario en lo que resta del año, en la medida que la movilidad jubilatoria recupere el terreno perdido y el incremento de los recursos tributarios encuentren el techo del rebote.
Por último, en el plano cambiario las tensiones típicas de los escenarios pre-electorales empezaron a asomar. Si bien el mes que terminó fue positivo para el mercado de cambios -el mejor agosto en términos de compras netas de divisas del BCRA desde 2010-, en las últimas jornadas la posición vendedora del Banco Central en el MULC se hizo la regla, de la mano de una aceleración de la demanda de importadores y un importante aumento del volumen negociado en el mercado de cambios.
Sin embargo, la acumulación de reservas hace muy probable que el BCRA pueda administrar estas tensiones hasta las generales de noviembre y que los desafíos sean post electorales. El punto de partida será una economía con niveles de liquidez elevados, un fuerte aumento de los ingresos en dólares – en un contexto en el cual la movilidad tanto doméstica como internacional de las personas tenderá a ampliarse en 2022 – y un nivel de reservas del BCRA más exiguo que el de la actualidad.
Podés leer el informe completo acá.
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