Informe Mensual de Coyuntura | Julio 2020
En el mes de mayo la economía argentina empezó a experimentar una apertura gradual en diversos sectores como así también a nivel regional. En el interior del país la mayoría de los comercios e industrias empezaron a abrir progresivamente. Al analizar por distribución geográfica es claro que las únicas tres provincias que siguen con una cuarentena más estricta son CABA, Buenos Aires y Chaco.
No obstante, eso no parece verse reflejado en el consumo ni en la actividad, que mostraron un mínimo repunte respecto al piso sumamente bajo que marcó abril. Nuestro Indicador Mensual de Consumo (IMC) arrojó una suba de +2,6% mensual, mientras que para el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMA) fue de +0,9% respecto a abril.
Esto impactó de lleno en la recaudación tributaria, que en mayo se incrementó tan solo +2,4%, mientras que el gasto se aceleró a 96,8%, impulsado por las partidas sociales para paliar el impacto del COVID-19 en los ingresos de la población y los costos de las pymes.
La única seguridad parece ser que los recursos tributarios tardarán varios meses más en recomponerse, por un lado, debido a la caída del consumo y por otro, a que muy probablemente durante estos meses la mora impositiva haya sido y siga siendo una fuente de financiamiento de una porción importante de empresas. Con esta dinámica, resulta difícil pensar en un déficit primario para 2020 menor a -5% del PIB.
En este sentido, la dificultad principal radica en el financiamiento de dicho déficit, ya que debido al tamaño del mercado financiero local y al cierre de los mercados internacionales, al gobierno no le queda más opción que recurrir a la emisión de dinero a través del Banco Central.
Luego de una primera etapa de fuerte expansión monetaria, y a partir de la flexibilización de la cuarentena que comenzó a observarse desde fines de abril y principios de mayo, el BCRA comenzó a aplicar un torniquete tanto monetario como cambiario con el objetivo de moderar las tensiones latentes en la economía argentina.
Eso, sumado a un marcado relajamiento de las condiciones financieras para los mercados emergentes generaron un retraimiento del CCL y una recuperación de las reservas internacionales.
En este escenario de fuerte expansión monetaria, una pregunta pertinente es si el BCRA debe dar señales más claras respecto del futuro de la política monetaria. Lo cierto es que la incertidumbre respecto del devenir de la pandemia es elevada, y como Argentina ingresa en una nueva etapa de mayor aislamiento y -en línea con lo que se observa con los principales bancos centrales del mundo- es probable que la política monetaria requiera una elevada flexibilidad para actuar.
Pueden leer el informe completo acá.
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