Informe Mensual de Coyuntura | Septiembre 2020

En julio la economía se contrajo -11% anual, marcando el cuarto mes de impacto pleno del COVID-19. En los primeros siete meses de 2020 se registra una caída anual de -10,9%. La dinámica de julio refleja una caída generalizada de casi todos los componentes del IMA, con la excepción de los préstamos comerciales.

La recuperación de la economía real está comenzando a presentar una forma de raíz cuadrada en lugar de una V corta, con lo cual la recuperación empieza a depender en gran medida de la demanda y no tanto de la oferta.

Hace unos días se dio a conocer el resultado fiscal de julio, el cual marcó un cambio de comportamiento respecto de la dinámica expansiva de los últimos meses, mostrando una marcada reducción de la brecha entre las variaciones anules del gasto primario y los ingresos.

Pese a la mejora, la inercia de los últimos meses define un incremento en el déficit fiscal que lejos está de la estrategia original del gobierno a comienzos de año. A partir de eso, estimamos que, en los primeros siete meses del año, y principalmente a causa de la pandemia, el déficit primario ya alcanzó al 3,6% del PIB. Si tenemos en cuenta las perspectivas para los próximos meses, donde debemos sumar los pagos de IFE y ATP para agosto y septiembre (aunque bajo un universo más restringido), es esperable que el cierre del año arroje un déficit primario entorno al -6% del PIB.

En las últimas semanas, el sector externo argentino parece estar moviéndose en el terreno de la paradoja. con el comienzo de julio, el BCRA volvió a tener problemas para acumular reservas, y para fines de agosto ya estaba vendiendo divisas de nuevo a un ritmo de USD 60 millones diarios. Como balance, desde el comienzo del ASPO, el BCRA perdió alrededor de USD 1.000 millones en reservas.

Este proceso de recrudecimiento de las condiciones cambiarias vino acompañado de un incremento en la brecha cambiaria, pero al mismo tiempo estuvo atravesado por buenas noticias en lo que hace a la negociación de la deuda, dado que a principios de agosto se alcanzó un acuerdo con los principales grupos de acreedores de la deuda Ley Extranjera de Argentina.

A pesar de que la brecha cambiaria influye en el desenvolvimiento del mercado oficial, esto no quiere decir que su comportamiento responde a determinados fundamentos económicos. La iliquidez de ese mercado, las novedades financieras -como el rumor respecto de la eliminación del cupo de USD 200 dólares por mes para FAE- y la cercanía del canje de deuda, por ejemplo, pueden estar imprimiendo volatilidad “técnica” a las cotizaciones paralelas del dólar.

A pesar de esto, la volatilidad en las cotizaciones paralelas sin duda complica el proceso de acumulación de reservas del BCRA. Esto abre el interrogante de si, en el camino hacia un esquema de política monetaria y fiscal post-pandemia- el gobierno no debería convalidar una cotización como referencia financiera para el precio del dólar, y a partir de ahí diseñar un esquema de intervención comprensible.

Podés leer el informe completo acá.

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